Referentes globales de la producción ganadera debatieron en Costa Rica los desafíos de la actividad. Brasil y la Argentina estuvieron entre los ejes centrales.
El rodeo argentino sigue siendo una plataforma que brinda amplias posibilidades de expansión de la productividad.
Costa Rica tiene menos de 2 millones de cabezas en su stock vacuno, pero está en el corazón de América Central, que en conjunto, incluyendo a México, supera los 50 millones de cabezas. De todas formas, aun con todos los países sumados, la cantidad de ganado bovino que hay en la Argentina sigue siendo similar. Por eso, entre otros factores, los ojos de la ganadería mundial siguen puestos en nuestro país, y en Brasil, que constituyen el conjunto regional en el que hay depositadas grandes expectativas para el futuro.
Eso quedó en claro aquí, en este hermoso y pequeño país tropical, atravesado por selvas y volcanes y rodeado de los océanos Atlántico y Pacífico, en el cual la división de salud animal del gigante alemán Bayer reunió hace pocos días a más de 200 expertos mundiales en temas ganaderos, entre los que había varios argentinos, mezclados con estadounidenses, europeos, brasileños y australianos, que completaban la mayor parte de la concurrencia.
Kim Stackhouse, directora de Sustentabilidad de la poderosa Asociación de Ganaderos de EE.UU., fue una de las expositoras estrella. Luego de su presentación, y hablando con Clarín Rural al borde de un cultivo de café que rodeaba al hotel en el que se llevó a cabo el evento, fue categórica al afirmar que “la seguridad alimentaria será el mayor desafío de la humanidad de los próximos años”. En números, sostuvo que para el 2050 hará falta 70% más de comida en el mundo que ahora y, particularmente, 100% más de carne.
Claramente, indicó que allí hay una oportunidad comercial, pero que debe ser balanceada con la necesaria sustentabilidad de los sistemas de producción, y también con el impacto social que tienen.
En ese camino, indicó que su entidad está trabajando en estudios muy profundos sobre el impacto en el ambiente de toda la cadena de la carne y destacó la creación de la Mesa para la Producción de Carne Sustentable de EE.UU., de la que participan la producción, la industria y las cadenas de distribución y venta.
“Sé que ideas similares están comenzando a funcionar en Brasil y Canadá, y que ya se está moviendo también en la Argentina”, manifestó esta mujer, que tiene su base de operaciones en el estado de Colorado.
En ese sentido, Almut Hoffmann, la máxima responsable mundial de Bayer Salud Animal, coincidió con que en el futuro será cada vez más necesario asegurar y mostrar la sustentabilidad de los sistemas de producción de carne. Agregó que el desafío es producir más con recursos limitados y responder a las exigencias claramente crecientes que los consumidores están mostrando por productos que puedan asegurar que fueron elaborados en un proceso sustentable.
Allí está el punto en el que la compañía alemana quiere hacer su aporte. Es conocido que se trata de un gigante de la industria de la salud humana, pero en la de salud animal no es menor: ocupa el quinto lugar en el ránking mundial, con una facturación de 1.500 millones de euros al año.
Aprovechando las sinergias entre ambas ramas, quiere crecer en la provisión de soluciones tecnológicas, como antibióticos y productos bioestimulantes. “Los primeros son centrales, por ejemplo, por el gran impacto que tienen las enfermedades infecciosas en la productividad de los rodeos”, indicó Hoffmann.
En ese camino de crecer en productividad, pero de manera sustentable, un tema que ocupó buena parte de la agenda de los expertos reunidos en Costa Rica fue el del bienestar animal.
Un especialista en la materia que llegó hasta aquí es el brasilero Mateus Paranhos Da Costa, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de San Pablo, en Brasil.
“Los productores y todos los integrantes de la cadena ganadera tienen que tomarse este tema en serio. No hay más tiempo para cerrar los ojos”, exhortó el técnico, que conoce bien la geografía productiva argentina.
En esa línea, dijo que deben tenerse en cuenta cinco aspectos centrales: el ambiente, la nutrición, la salud, el comportamiento y hasta… los sentimientos!!!!.
“Los animales pueden sentir, son seres vivos, no son máquinas”, espetó a una concurrencia que lo escuchaba con mucha atención.
En materia de salud, el especialista Chandra Bhushan, responsable de los servicios veterinarios globales de la compañía anfitriona, destacó algunos problemas graves que hay en el mundo, como la garrapata, que genera pérdidas anuales, a nivel global, por más de 20.000 millones de dólares. O la mosca de los cuernos, que solo en Brasil genera pérdidas de 3.000 millones de dólares anuales. “Sé que estos son dos problemas que existen también en la Argentina”, le dijo Bhushan a Clarín Rural.
Desde nuestro país, uno de los oradores principales fue Gabriel Bó, director del Instituto de Reproducción Animal Córdoba (IRAC), una institución reconocida, aunque de perfil bajo, en el ámbito de la genética y la reproducción nacional. Bó dijo que el diagnóstico de lo que pasa en muchos lugares del mundo se aplica, en varios aspectos, también en la Argentina.
“No hay conciencia, en general, en el productor argentino, sobre el impacto de las buenas prácticas para prevenir enfermedades, tanta reproductivas como respiratorias, o muchas vinculadas al estrés que sufren los animales. Brasil, por ejemplo, está mucho más avanzado en eso”, argumentó ante este diario.
Más allá de eso, aquí en Costa Rica quedó en claro nuevamente que el mundo tiene abierta una oportunidad para los países productores de carne. La Argentina, que está entre los líderes históricos, ahora ha cambiado sus circunstancias internas y vuelve a estar en carrera. Pero, más allá de la política y la economía, cuyo vaivenes siempre han atravesado a la actividad, tiene muchos desafíos productivos que también deberá enfrentar.